1 de septiembre de 2012

Tiempo y espacio


UNO
Después de haber vivido veintitrés años en una ciudad pequeña uno se acostumbrarse a las distancias cortas y a movilizarte en bicicleta sin tardar una eternidad. Mi problema con Lima no es la bulla ni el desorden sino la distancia, que se traduce en tiempo. 
Recuerdo hace algún tiempo en Piura,  miraba –ya en pijama- la televisión en casa y ella me envió un mensaje de texto: “Mi madre ha salido con sus amigas”. Me vestí en un santiamén y recorrí veinte cuadras en exactamente doce minutos. En 20 minutos estaba en su casa.  “Hola, bonita, qué haremos hoy” le dije desde el intercomunicador. En 30 minutos estábamos en su cama haciéndolo como poseídos. Lo hicimos dos veces. Nos dimos una ducha y comimos una ligera sopa de verduras para mitigar el hambre. Felices nos despedimos cerca de la una de la mañana, su madre no tardaría en llegar.

DOS
“Mis padres no están” decía su mensaje. Me cambié lo más rápido que pude y corrí al paradero más cercano. 15 minutos después estaba tomando un segundo carro.  Qué frío se siente, joder. Mis pies se han congelado. Recorrer media ciudad por un mensaje de texto debe significar algo. Una hora después estaba en San Isidro, en la puerta de su casa. “Hola, preciosa, qué haremos hoy”, le digo desde el intercomunicador –debo, ser más original con mis saludos-. Entré a su casa y pasamos directamente a su habitación. Nos metimos bajo el cobertor motivados más por el frío que por la pasión y nos desnudamos mutuamente. Tuvimos sexo sin  detenernos mucho en los preámbulos. Ella me dijo que me notaba impaciente. “No, mi amor, son tus ideas. Así, pon tu pierna acá”.  Así, eso, así. 

TRES
Ella estaba en el baño. El reloj marcaba las 10 de la noche. 
-¿Ya te vas?- me preguntó al ver que me vestía.
- Si, preciosa. Es tarde, vivo lejos y el Metropolitano cierra en diez minutos.

1 comentario:

Unknown dijo...

Son tiempos modernos, como decian Chaplin. Pero bueno, también tienes que ciudad pequeña, infierno grande y vecinos chismosos, cotillas.