1 de diciembre de 2011

Una vez más...

Terminó esa cuenta regresiva que solo aparecía en mi cabeza, donde los días se hacían extraños sin tener un lugar al cual llegar. Es extraño ¿saben? Me acostumbré al confort de una rutina establecida por más de 2 años, antes de que eventos maravillosos sucedan y que un gran cambio se de en mí.

Hace meses ya el cambio se volvió a dar y poco a poco he ido cerrando gestales y dejando de caminar en círculos. Dejando la demagogia y reemplazándola con la acción, pues, curioso, es más fácil decir que hacer y, más curioso aún, es ayudar a otros a hacer, que hacer unos mismos. Reemplacemos 'curioso' por 'típico'.

No puedo dejar de exponer mis pensamientos a una hoja de papel, a un documento de word o cualquier lugar donde los pueda materializar en palabra escrita. Me parecen más digeribles y es por ello que caí nuevamente en este universo de la escritura y la publicación; quizás tratando de darme esa importancia de la que carezco pero que reafirma mi narcisismo o un afán histriónico que algunos juran que existe por allí; claro, que esos algunos siempre son mandados al carajo, pero quizás tengan razón.

Y hoy, una mañana de domingo, antes de rendir un exámen virtual y de perder mi tiempo, como solo yo lo sé hacer, dejo estas líneas para probarme que aún sé como hacerlo. Y creo que lo recuerdo muy bien: presiono con cuatro dedos (sí, solo escribo con 4 dedos) una tecla tras otra y formo palabras. Sencillo. Luego viene la edición y la publicación. Lo compartiré en redes sociales, nadie lo leerá y seguiré publicando una y otra vez. Luego me entusiasmaré y crearé más blogs, los cuales no podré alimentar pues la emoción se desvanece con la misma facilidad con la que llega. Así es.

Ahora, mañana de domingo, con un extrañísimo clima perfecto, en esta ciudad del norte peruano, que se caracteriza por tener un sol abrasador y un calor infernal (el cual detesto sobremanera), doy inicio, una vez más, a este ejercicio de escribir en un rinconcito virtual, vaya usted a saber cuanto durará, pero lo que dure lo disfrutaré, pues, aunque me queje y me queje, se me antoja divertido exponer mis pensamientos en una hoja de papel, en un documento de word o en cualquier lugar, que como en este, pueda materializar las sandeces que ocurren en mi cabeza.

Bienvenidos.

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